lunes, 16 de diciembre de 2013

La regla de los 30 minutos

Esta es una idea original de Albert Espinosa, concretamente de su libro “El mundo amarillo”, muy recomendable por cierto. 
Es una “regla” que utiliza cuando le dan unos resultados médicos, pero eso no lo voy a contar aquí, mejor os leéis el libro que está genial. 
Yo la he adaptado de la siguiente forma, que en realidad es una “regla” que se puede adaptar a la vida en general, pero en mi caso a la famosa ansiedad en el whatsapp.

Ejemplo práctico: 

Hace unos cinco días estuvimos hablando como una hora, yo feliz como una perdiz y la batería de mi móvil no tanto, pero bueno. 
Desde entonces no he sabido nada de él, yo venga a mirar la última hora de conexión, (si es que soy masoca) y nada, que el muchacho no da señales de vida.
Y cuando por fin encuentro un hueco en mi cabeza para no pensar en esta no relación de whatsapp que llevamos, pues eso, que suena el móvil. Si es que la Ley de Murphy y yo nos llevamos estupendamente. 

Sí es él, me ha escrito en plan “hola qué tal” y entonces aplico esta regla: no le respondo hasta que pasen al menos 30 minutos. 
Esto es muy práctico porque en media hora puedes hacer y pensar todas estas cosas:
  • analizar qué te ha dicho, porque puede ser un simple hola qué tal como es mi caso o algo más elaborado, aunque los tíos no son de escribir cosas muy elaboradas, para qué engañarnos.
  • pensar qué le vas a responder y esto pensarlo bien porque una vez escrito ya no hay vuelta atrás, ya no vale eso de “ostia le debería haber dicho esto y no lo otro”. 
  • dar una vuelta por tu casa, barrer el salón, escuchar tu canción preferida, beberte un copazo, poner una lavadora, pegarte un bailoteo delante del espejo... sí estamos desviando la atención y esa es la idea, porque así como que el whatsapp del maromo ya no es lo más importante, es un whatsapp al que vas a responder y punto. 
Esta regla a mí me funciona bastante bien, porque con ella no da la sensación de que cada vez que te suena el whatsapp miras el móvil como si el mundo acabara. Y además es estupendo pensarte dos veces lo que vas a decirle al muchacho, porque me ha pasado varias veces que la frase genial se me ha ocurrido cuando ya era demasiado tarde. 
Y no falla, cuando esperas 30 minutos a responderle, él te responde del tirón. Supongo que se quedará en plan “mira ésta que no me dice nada que le hablo y pasa de mí”. 

Ya entonces no aplico la regla porque doy por inaugurada una nueva conversación. 

2 comentarios:

  1. Muy bueno!! No se me había ocurrido pero pienso aplicar la regla aunque me cueste

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  2. Me la apunto! fijo que triunfo, está genial el blog

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