domingo, 22 de diciembre de 2013

Manos arriba: te ha sonado el whatsapp

Y entonces quieres dejar todo lo que estás haciendo, pero no puedes porque estás en el trabajo, cocinando algo o con las manos llenas de pringue y los guantes de limpiar el baño. 
Porque no es que suene una vez, no, empieza a sonar una y otra vez y tú en plan “¿quién será? ¿lo miro? bueno no va a pasar nada porque mire el whatsapp dentro de 10 minutos”. Los cojones.

Intento seguir con lo mío pero nada que al final dejo todo lo que estoy haciendo para mirar el puñetero móvil, pero con cautela, es decir, que miro sólo la pantalla porque si es él pues como que necesito mi tiempo para meditar la respuesta y si abro el whatsapp pues ya me ve que estoy en línea o mi última hora de conexión.
Y eso no, porque yo soy una persona ocupada con una vida más allá del móvil, aunque la alterno con mi mundo cibernético

A veces creo que la curiosidad me puede más, porque vale que me encanta que él me escriba pero también me llevo sorpresas agradables (y desagradables para qué engañarnos) de maromos de los que nada más se supo y de pronto vuelven a la pantalla de mi móvil. Es como la hora feliz del whatsapp, empieza a sonar y a sonar en el momento menos oportuno y además de hablarme quien yo quiero, lo hacen tropecientos más, que tampoco es que sea yo la Reina del Saba, pero es verdad que la hora feliz del whatsapp pues como que se contagia y entonces sí que sí, tengo que mirar el móvil.


Mi consejo en este caso: tía asúmelo o dejas el móvil en silencio y donde no lo puedas ver, ni oír su vibración, ni la iluminación de la pantalla... nada de nada vamos, o asumes que cuando empiece a sonar y sonar terminarás mirándolo, sobre todo porque sabemos que aunque no lo esperes, siempre es bienvenido un whatsapp de esa persona. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario