lunes, 17 de febrero de 2014

Grandes incógnitas de la vida


Vale hace mil que no actualizo el blog pero más vale tarde que nunca y aunque esta entrada no tiene mucho que ver con el contenido exacto,  viene más o menos al caso porque seguro que muchas os sentís identificadas con esto: 

Qué digo yo que por qué no se van todos los hombres al mismísimo carajo.  Así como propuesta lo dejo.
Porque está una un poquito cansada de tanta tontería y tanto tío baboso y de suspirar por uno que ni te mira y que el que te mire te repugne.
Y que ya está bien de la tontería esta de mandar mil mensajitos con fotos para después ignorarla a una y dejarle con el corazón hecho un guiñapo. 
¿Es que acaso no podemos vivir sin este sentimiento hacia ellos?. Es algo que me pregunto últimamente. 
Por qué narices tenemos que buscar a un hombre que nos cuide, que nos, quiera, que nos valore, que nos ayude con la casa, que nos acurruque, que nos caliente la cama, que nos acompañe de compras, que nos entienda en los días de mal humor y con el que vayamos a cenar y de fiesta. Porque realmente yo creo que ese hombre no existe porque si además le añades que sea: guapo, inteligente, buena persona, con trabajo, deportista, que no fume (eso es ya de mi lista particular), que le guste estar con tu familia, que no odie a tus amigas, que huela bien, con buen gusto, que sea ordenado y cocine bien; pues va a ser que no muchacha. 
Que para mí que los hombres de película no existen.
Ahora que conoces a uno y aunque objetivamente sepas que tiene mil defectos.. ¿cómo puede ser que te siga eclipsando con su mirada? bueno entonces ya la cosa cambia y pasamos a la fase en la que nos volvemos realmente gilipollas. 
Porque si hacía dos días teníamos el listón súper alto y sólo queríamos a un macizo y todo lo que he descrito antes, a nuestro lado, ahora resulta que nos encoñamos de uno que fuma, que no es demasiado alto, ni demasiado guapo, que tiene un buen trabajo pero no tanto, que hace deporte así cuando le viene en gana y que además es profundamente inmaduro rozando la imbecilidad suprema. 
Y estas son las grandes incógnitas de la vida. 

lunes, 13 de enero de 2014

¿él mira mi última hora de conexión?

Me pregunto. Porque cuando estás tonteando con el tío en cuestión se convierte en una costumbre (horrible costumbre) mirar toooodo el rato la puñetera última hora de conexión y tú como que te mueres por hablarle cuando lo ves en línea pero te contienes porque no es plan, como ya he dicho, de ir contando cada pasito que das. 
Pero cuando dejas el móvil en la mesa e intentas estudiar, digo intentas porque si quieres estudiar de verdad mejor dejar el móvil en la habitación de al lado, pues te quedas mirando la pantalla apagada esperando a que se ilumine y entonces es cuando yo me pregunto si él también es tan como yo y mira mi última hora de conexión.
Que puede ser que sí pero que lo haga por curiosidad o también por costumbre, pero creo que es una costumbre que roza la obsesión, así que yo estoy haciendo grandes esfuerzos por no mirar su última hora conexión y dejar de torturarme y si él quiere saber cuándo me he conectado yo pues nada que lo mire y se coma un poco el tarro de por qué no le escribo ¿no?.

Yo creo que ellos también miran la última hora de conexión pero que se lo guardan para poder utilizarlo en nuestra contra en un momento dado.
Por una parte me mola saber que le despierto esa insana curiosidad, pero después pienso que en realidad si no me habla pues tampoco mirará mi hora de conexión porque... ¿para qué cojones quiere saberla si pasa de mí?. 

Una paradoja más de este mundo whatsapp.

Imagen: Pinterest

lunes, 6 de enero de 2014

Propósitos de Año Nuevo


Que seguro que la noche del 31 pensaste en cambiar algo para este 2014 porque todo, todito el mundo se come la cabeza para intentar mejorar durante el nuevo año y que ojalá se cumpliera, porque ya sabemos que los propósitos de Año Nuevo pues como que se los lleva el viento... dejar de fumar, aprender inglés, adelgazar, apuntarte al gym... pero bueno que yo no soy menos y a media hora de las campanadas aún estaba dándole vueltas al coco. No sabía si empezar el 2014 pasando página y no escribirle más al maromo en cuestión o dejarme llevar por la felicidad etílica tras una cena familiar. 
Porque seguro que no soy la única que pensó que a partir de las 12 de la noche pasaba ya de su culo. Otra cosa es haberlo conseguido.
Porque claro, si el tío del que estás colgada pasa de ti, es decir, tú le escribes un whatsapp y sus respuestas como que tardan en llegar, son monosílabos, son fundamentalmente "jajajaja" y no hay manera de que te dé bola y ni siquiera puedes mandarle una fotito con tu modelazo de fin de año, pues chica, has hecho bien con el propósito de pasar página.
Y si no lo tienes claro pues yo creo que lo mejor es aguantar el tirón y evitar escribirle ciega porque se te puede ir la olla y decirle más cosas de la cuenta, a horas intempestivas, sí tía, no todas nos recogemos a las 8 de la mañana.

En mi caso no lo tenía claro así que apliqué la segunda opción porque a ver, siendo práctica:
- si le felicitas el Año Nuevo y está con una churri pues estás quedando como una idiota
- si le felicitas el Año Nuevo y pasa de ti te vas a amargar la noche tras chocarte con la realidad de su pasotismo.

Así que la menda pasó del tema literal basándome en estas dos ideas y menos mal que lo hice, porque a la mañana siguiente el maromo subió unas fotos con una churri nueva. 

¿Moraleja?: Año nuevo, tíos nuevos. Renovarse o morir. 


Imagen: Pinterest