jueves, 12 de diciembre de 2013

La última hora de conexión y otras armas de destrucción masiva...

Y porque no he hablado del famosísimo doble stick, pero eso sí que da para una tesis.
Que en un primer momento pues yo pensaba que era muy útil eso de saber la última hora de conexión de la persona pero si lo usas para ser práctico y, por ejemplo, no molestar a un amiga que ves que se ha conectado a las 4 de la mañana, con un whatsapp para ir a desayunar a las 9.
Pero en el caso del amor, o lo que sea, pues la cosa cambia y para eso estoy yo aquí para interpretar cómo funciona, que me puedo confundir, que sí, pero si mis experiencias sirven de algo pues eso que me llevo, bueno yo no, vosotras. 

Casi todo el mundo tiene puesta la famosa hora de conexión, casi todo el mundo porque hay un sector que no la pone y lo digo con conocimiento de causa. Los que se dedican a deportes profesionales y en, general, bueno más bien en particular, los que tienen un trabajo, pongamos comprometido, si se hace “pública” su última hora de conexión. 

Es que esa información en la pantalla de tu móvil puede llegar a controlarte más que tu madre cuando te ibas a estudiar fuera y te decía: “cuando llegues a tu casa me llamas desde el fijo”. 
Porque a ver, que sí, que puedes salir de fiesta y no usar el whatsapp “¿qué queeee?” pues como que NO porque eso es prácticamente imposible porque siempre hay alguien que te dice algo, alguna foto que os hacéis y os pasáis... y también está esa, llamémosla, costumbre (que al menos tengo yo a ver si me desintoxico ya) de mirar “su” última hora de conexión; así en plan psicópata lo sé, pero no puedo evitarlo.
Porque la última hora de conexión te desplaza hacia su mundo, ves que se ha conectado a las 12 de la noche y son las 2 de la madrugada y piensas que ya está dormidito en su casa, que puede ser que no, porque creo que aún hay gente capaz de trasnochar y no usar el whatsapp, poca, pero la hay. 

Y después te despiertas y lo primero que haces es mirar el móvil y como lo normal es que alguien te haya escrito algo pues ahí ya estás dejando también tu última conexión, sí, la tuya también es importante, pero ya de paso, pues yo miro la suya y veo si se ha despertado. Un bucle infinito de mirar horas de conexiones.
Ojo que, como digo, la ansiedad se nota en el whatsapp y si ves que su última hora de conexión es a las 8 de la mañana y son las 8 y cuarto pues hija, yo lo dejaría que al menos se quitara las legañas antes de darle los buenos días. 
Me he llegado a sentir bastante controlada por la última hora de conexión, porque una cosa es contar aquí en plan cómico que miras la del maromo en cuestión y tal, y otra utilizarla de verdad como arma de destrucción masiva. 

Ejemplo práctico:

Pelea absurda con el chico en cuestión, a través de whatsapp, por supuesto, cómo no. Entonces lanzo el móvil contra el sofá (con cuidado a pesar de la rabia interna y externa, que cambiar la pantalla es una pasta) y digo ya no miro más el whatsapp de los cojones. Le voy a castigar con mi silencio. JA. 
Sobre todo porque de nuevo otra persona ajena totalmente a tu mundo de ilusión, fantasía y reconciliaciones cibernéticas, te dice cualquier cosa y ahí ya estás mostrando a tooodo el mundo mundial tu última hora de conexión.

Así que cuando el pavo me dijo una tontería de las suyas para desmontarme pues aunque no le respondí él ya supo que me había conectado y que sí, lo había ignorado. Y ya la hemos liado. 
“Porque he visto que te has conectado y no me has dicho nada, hay que ver que me ignoras, no entiendo por qué no quieres hablar conmigo” sí en este caso la pesada no era yo, qué cosas, poco a poco voy aprendiendo. 
Y esto pues como que también agobia. Así que decidí quitar la última hora de conexión para sentir después como si saltara al vacío. 
Porque claro, la gente no ve tu última hora de conexión así que fin a controles absurdos, pero es que ¡¡¡tú tampoco ves la de los demás!!! yo pensaba que sí, que iba a poder seguir espiando y saber a qué hora se acostaba y se levantaba pero no, te sientes ciega en el mundo whatsapp. Porque además al no saber la última hora de la conexión tienes que fiarte del dichoso doble stick de las narices para imaginarte si ha recibido o no tu último mensaje. 

Así que duré como unas dos semanas con la hora de conexión quitada y tuve que escuchar eso de “qué pasa, ¿es que no quieres que te controlen?” pues no chico, no quiero que me controlen que para eso ya está mi madre, y también usa el whatsapp para ello, por cierto. 

En mi caso, es que pudo más la curiosidad de ver la hora de conexión de los demás, lo sé soy una cotilla en potencia. 


2 comentarios:

  1. jajajaja me ha encantado!! yo también pierdo mucho tiempo mirando la última hora de conexión, veo que no soy la única

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  2. Creía que solo yo era la psicópata 😆😆 .Que mala mania la verdad es que si no.
    No me quedo tranquila como una droga.

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