Que para mí el whatsapp siempre había sido súper útil y que yo tenía perfil en Facebook, en Twitter y en Instagram, pero no los usaba bien. Bien para ligar, se entiende. Que yo usaba el whatsapp para avisar a mi ex de que llegaba tarde a comer y poco más. Facebook para subir alguna que otra foto que me hacía gracia y saber de mis compañeros de la carrera y Twitter prácticamente como herramienta de trabajo. Y de Instagram pues mejor ni hablamos porque igual subí 5 fotos en 3 meses.
Así que un día me levanté y decidí que me daba exactamente igual que la gente viera mis fotos, que me apetecía compartir lo que pensaba y que mi vida se iba a convertir en un escenario virtual para mostrar mi mejor lado.
Porque esa regla sí que hay que tenerla clara: mostrar sólo lo que quieres que se vea y, por supuesto, chica, sal mona en la foto que para eso se puede repetir mil veces.
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